Publicado por: Coceta
Galicia / Numero_14 | Vie 08 - May - 2009

Para niños y para adultos

La educación ambiental no es sólo cosa de niños. Y la coherencia con unos principios no está reñida con ser empresa. Bajo estas dos premisas trabaja la cooperativa pontevedresa Teixugo. Aunque celebra este año su décimo aniversario, la andadura de sus tres socios empezó hace 20 años, cuando comenzaron a trabajar impartiendo educación ambiental desde colectivos ecologistas. Fue en aquella época cuando gestionaron un equipamiento medioambiental de la Xunta y, tras años de experiencia voluntaria, decidieron que era el momento de “apostar por la continuidad del proyecto y, al mismo tiempo, profesionalizarnos. Las dos cosas hicieron que nos constituyéramos como empresa y, por coherencia con los valores que defendíamos, como la economía social, decidimos que fuera una cooperativa”, explica Antón Lois, socio trabajador de la cooperativa en la que, de forma puntual, pueden llegar a trabajar otras 12 personas más.

Tres integrantes de la coopertativa Teixugo

Tres integrantes de la coopertativa Teixugo.

Ahora, una década después de haber tomado esa decisión y de acumular una dilatada experiencia en el ámbito de la educación ambiental, los socios de Teixugo disfrutan del “mayor privilegio que podemos tener, que es poder vivir de lo que realmente nos gusta. Además conservamos, a nivel individual, nuestra implicación en proyectos de forma voluntaria”, añade Lois. La cooperativa tiene el ansia de “romper con el tópico de que la educación ambiental va dirigida a niños y niñas y se imparte en la naturaleza”. No en vano, y aunque son conscientes de que es importante educar a los más pequeños en el respeto medioambiental, quieren ir más allá. Desean llegar a la raíz del problema, a las personas que realmente tienen en sus manos la posibilidad de cambiar las cosas antes de que sea demasiado tarde: los adultos. “Estamos intentando focalizar nuestro trabajo hacia colectivos de adultos, que son los que tienen que tomar las decisiones, si bien tampoco descuidamos a las futuras generaciones”, asegura Lois. Así, aunque Teixugo sigue manteniendo su línea de trabajo con escolares, pretende centrarse en la formación ambiental de los propios profesores y de sectores tan diversos como las comunidades de montes, los agentes de desarrollo local y las administraciones locales. Así mismo, “estamos empezando a desarrollar la educación ambiental para las empresas, no como consultoría ambiental, sino para que sean conscientes de que además de que pueden ser más eficientes desde el punto de vista energético también interioricen los beneficios de esos cambios”, apunta Lois.

En este décimo aniversario, la cooperativa busca centrarse en los “agentes sociales que son más necesarios para llevar a cabo una ambientalización de la sociedad”, concluye. Despertar el interés de estos colectivos no es, en principio, difícil, ya que “en abstracto, todo el mundo tiene muy claro que hay que cambiar determinados hábitos pero hay que llevarlo a la práctica y ver cómo lo puedo hacer”. Teixugo adapta sus actuaciones a las características de cada proyecto aunque siempre mantiene la máxima de no aceptar ningún trabajo que vaya en contra de sus principios, “de forma que nuestra actividad empresarial es coherente y no invadimos el trabajo de nadie”, dice Lois. Aun así, la cooperativa ha logrado afianzarse y trabaja no sólo en Pontevedra sino también en el resto de Galicia. De esta forma, con su trayectoria de una década, Teixugo demuestra algo que para Lois es muy importante: “Se puede ser coherente con el cambio social y aguantar con mucha ilusión un proyecto empresarial”.