Cinpaa impulsa una nueva pedagogía
La Cooperativa Internacional de Nueva Pedagogía, Arte y Animación (Cinpaa) hace gala de su nombre. Intenta dar una vuelta de tuerca a la pedagogía tradicional, involucrando en el aprendizaje las artes escénicas y la psicología.
Los miembros de la cooperativa Cinpaa durante el transcurso de uno de los talleres que imparten en Madrid.
Formada hace apenas unos meses por una argentina, un palestino y un español, la cooperativa utiliza lo que se conoce como “nueva pedagogía”, una corriente nacida en Francia que propone convertir el aprendizaje, tanto en mayores como en niños, en algo práctico, creativo y dinámico. Realizan talleres formativos –desinhibición personal, resolución no violenta de conflictos para jóvenes o cultura del pueblo palestino– y también organizan eventos juveniles interculturales con animaciones, talleres y comida. En el futuro tienen la intención de trabajar desde el arte gráfico y la fotografía, entre otras disciplinas. La integración de inmigrantes es uno de los puntos fuertes de la cooperativa, y ya están trabajando en un proyecto para conseguir que personas de origen árabe se adapten a la cultura y la sociedad europea “desde un punto de vista interno al mundo árabe, no desde la visión de instituciones o profesionales occidentales”, explican desde la cooperativa.
Diversidad y cooperativismo
Además de estar formada por personas de distintos países, los integrantes de Cinpaa están especializados en diversas disciplinas profesionales. La argentina Cecilia Ortiz está formada en escuelas de cine e interpretación y tiene una larga carrera como clown. El palestino Fadi Salfeti es pedagogo con experiencia en formación en valores y apoyo psicológico y formación a mujeres de cultura árabe. Por último, el español Carlos Hernández es psicólogo clínico e infantil y tiene experiencia en la educación no formal.
Cinpaa propone convertir el aprendizaje en algo práctico y creativo a través de la “nueva pedagogía”
Los tres integrantes de la cooperativa estaban decididos desde el principio a emprender un proyecto laboral con una estructura distinta a la empresa convencional. “La cooperativista nos aportaba trabajo en equipo e igualdad de responsabilidades y beneficios. Conscientes de que no llegaremos a un enriquecimiento económico, los tres luchamos por un enriquecimiento profesional y personal, que nos permita aportar nuestro esfuerzo al beneficio de la sociedad. Sobre todo, elegimos esta forma de trabajo porque pensamos que el movimiento cooperativista supone una base práctica a los valores en los que creemos: la unión y optimismo en momentos de dificultad. Y que el cambio a una sociedad más equitativa empieza desde algo tan importante como es el trabajo remunerado”, indican.
Por el momento, están satisfechos con la acogida que reciben sus iniciativas y se muestran abiertos a nuevas posibilidades que se correspondan con sus valores de crecimiento y respeto social.
