Publicado por: Coceta
Numero_23 | Lun 27 - Jun - 2011

Juventud y cooperativismo. Otro futuro es posible

DOSSIER. GRANDES TEMAS DEL COOPERATIVISMO

Cooperativa La Molleta

La Molleta, creado por gente de 27 años.

Cooperativa de comunicación Seis60

Socios de la cooperativa andaluza de comunicación Seis60, que crearon la empresa cuando tenían 26 años, y que ahora cuentan con grandes clientes.

La juventud española, la ciudadanía más golpeada por la crisis, con un presente gris y un futuro aún más oscuro, grita la rabia de la indignación. Al mismo tiempo, tanto en el seno de los movimientos juveniles como fuera de él, miles de jóvenes van buscando y encontrando alternativas. En las cooperativas de trabajo muchos ya han confirmado que otra salida a la crisis es posible, con empleos de calidad, con mayor libertad para trabajar, para desarrollarse y para conciliar, y sin que otros se lleven parte del fruto de su trabajo. Las organizaciones territoriales y estatales del cooperativismo de trabajo han apoyado y apoyan este emprendimiento juvenil, con formación, prácticas en empresas y las ayudas para montar el propio negocio colectivo.

Si de algo no cabe duda es de que en 2011 la juventud española se ha hecho oír. Irremediablemente, las autoridades han comenzado a mirar hacia ese lado y el rumor continuo que hablaba de la “generación Ni-ni” (ni estudian ni trabajan) se está transformando lentamente en una cuantificable “generación golpeada”. De pronto, las cifras sobre el desempleo juvenil y la precariedad laboral en España comienzan a escucharse en todas partes; medios de comunicación, foros, seminarios y debates. Casi la mitad de las personas de entre 16 y 29 años en España no encuentra trabajo –es la cifra más alta dentro de la Unión Europea y duplica la media de la misma.

Los que tienen trabajo tampoco están salvados de esta lacra: cerca del 40% tiene un trabajo temporal que con los años no se convierte en empleo estable. “Me sobra mucho mes a final de sueldo”, es una de las frases que más se escucharon en los movimientos juveniles “indignados” de las últimas semanas. El salario medio de los jóvenes con trabajo es de 15.370 euros, y el 40% tienen empleos por debajo de su nivel de estudios.

En realidad existen muy pocos “Ninis”. Las cifras que maneja el Consejo de la Juventud en España sobre las personas de 16 a 34 años que ni estudian ni trabajan rondan el 5%, una cifra que incluye a las personas jóvenes que se encargan del cuidado de ancianos, niños o discapacitados en su hogar –sin remuneración ni reconocimiento alguno–, a las personas jóvenes con discapacidad, y por supuesto, a las personas que se han cansado de buscar sin éxito o que trabajan en el empleo sumergido.

Aunque muchos jóvenes buscan trabajo en otras tierras, la salida no consiste sólo en los aeropuertos. En una reciente conferencia del Comité Económico y Social Europeo (Cese) celebrada en Madrid sobre desempleo juvenil expertos europeos recomendaban especialmente incentivar el emprendimiento y la innovación.

Juan Antonio Pedreño, presidente de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta) y de la confederación de economía social Cepes, habló entonces de la salida en cooperativa. “Mientras en el resto de las empresas se pierde empleo, en las cooperativas el empleo no sólo no baja sino que incluso aumenta”, explicó. “Tenemos de cerca el ejemplo de las empresas de economía social donde se han generado puestos de trabajo de mayor estabilidad y calidad, y con más alto crecimiento que el del sistema económico tradicional. El 74% de los trabajadores de las sociedades de la economía social tienen un tipo de relación indefinida y tan solo el 25% tiene contratación temporal. Además gracias su capacidad colectiva de reaccionar frente a los problemas sociales, resuelven crisis sectoriales o territoriales. No suelen despedir trabajadores porque básicamente el 80% son socios”.

“No es lo mismo tener un jefe que te mande que pensar que todo lo que hagas para mejorar va a ser para ti”

Las experiencias de jóvenes de hasta 30 años cooperativistas en La Molleta, creado por gente de 27 años. España abundan, y son una muestra de que otro futuro es posible.

Las cooperativas gallegas Imperdible o Idaia, las andaluzas Seis60 o Emergya, la catalanas Claraboia o Dosotres son tan sólo algunos de los múltiples ejemplos de empresas cooperativas cuyos integrantes no tenían 30 años cuando se animaron a formar la empresa. Y les sigue yendo bien.

“En general, la realidad de los jóvenes productores, técnicos o periodistas es muy precaria”, ilustra uno de los socios de la cooperativa Claraboia, impulsada por tres jóvenes de 26, 27 y 28 años en 2010. “O eres asalariado o eres autónomo y estas pendiente de lo que te cae como contrato”.

Los socios de Claraboia trabajaban desde que terminaron sus estudios como aprendices de cámara y luego técnicos de TV Mataró, en Barcelona. Pero el año pasado se redujo la plantilla y se quedaron en el paro. “Nosotros fuimos los únicos que salimos de TV Mataró con la idea de crear nuestra propia empresa”, explican. “La fórmula cooperativa nos gusta. Lo que más reconforta es la plenitud de hacer las cosas como tú quieres. Si tenemos demasiado trabajo tiramos de antiguos compañeros que, cuando nos consolidemos, esperamos incorporar como socios trabajadores”.

En la cooperativa andaluza Seis60 también tenían 26 años cuando comenzaron a montar la empresa, que lleva ya varios años en el oficio y que cuenta con grandes clientes. “Éramos compañeros de la universidad. Habíamos ya terminado, hecho un máster y trabajado en algunas agencias”, comenta Alicia Casado. “Decidimos formar la cooperativa porque veíamos que las cosas se podían mejorar. No es lo mismo tener un jefe que te mande que ir a trabajar pensando que todo lo que hagas para mejorar va a ser para ti y no para otra persona. En nuestro caso no teníamos una mala situación pero hemos ganado en calidad de vida. No tenemos una obligación de horario ilógico y podemos adaptar nuestro horario a nuestra vida, cuadrar vacaciones, etc.”.

Por lo general, los jóvenes que forman cooperativas, sean del ámbito profesional que sean, opinan que una de las mayores virtudes de sus trabajos en cooperativa es la democracia interna, con la que se sienten muy a gusto. La opción de la cooperativa La Molleta, formada con el apoyo de Ara_Coop, es otro ejemplo de ello. Se trata de un restaurant- tetería con música, que entre sus particularidades tiene un cabaret abierto todos los días, subtitulado La Molleta, espectáculo de comer y beber.

“Comenzamos con la cooperativa cuando teníamos 27 años”, explica Anna Giralt, actualmente con 29. Se habían conocido durante sus estudios de Turismo, si bien su experiencia era específicamente en hostelería. “Optamos por crear una cooperativa porque era la fórmula más equitativa”, afirma. “Se ajustaba mejor a nuestros intereses y necesidades, y es donde sentimos que todos podemos opinar en un plano igualitario”.

Los ejemplos podrían continuar en todos los ámbitos laborales, con personas con o sin estudios universitarios, en cualquier lugar del territorio español.

*Han colaborado en este Dossier Laura Castro, Nuria González, Ana Real, Olga Ruiz, y Mariana Vilnitzky.