Publicado por: Coceta
Internacional | Vie 19 - Ago - 2011

Mujeres líderes para romper esquemas

Las cosas, poco a poco, van cambiando. No es casualidad que, por primera vez en la historia, una mujer, la inglesa Pauline Green, presida la Alianza Cooperativa Internacional (Aci). Aunque no es un camino recto ni sin obstáculos, el objetivo de la igualdad es cada día más visible.

Cooperativa el Ventoso

Carmen Márquez camina entre las socias de su cooperativa en Valencia del Ventoso.

Galicia es unos de los ejemplos de ello, con mujeres al frente de todo el movimiento cooperativo. “El hecho de que seamos varias mujeres en puestos presidenciales influye”, opina la presidenta de la unión gallega de cooperativas, Ugacota, Purificación Alfonso. “La igualdad de género ayuda a entenderse y a que no te cuestionen de entrada. En nuestro mundo cooperativo la presencia de las mujeres está más normalizada y tanto en ellos como en ellas hay otra sensibilidad. Ellos están más acostumbrados. No les parece raro que estemos ahí”.

Esta situación, no siempre ha sido así en Galicia, y no siempre es así –todavía- en el territorio español.

“Yo jamás me he sentido discriminada por ser mujer y creo que no hay que caer en un papel victimista”, agrega Pepa Muñoz, ex presidenta de la Federación de Cooperativas de Trabajo de Cataluña y de la Confederación de Cooperativas de Cataluña. Sin embargo, no lo ve todo color de rosas. “La realidad es que hay pocas mujeres en los puestos directivos, y cuando estás allí siempre tienes la duda de si te reconocen por tu trabajo o porque estás cumpliendo con la ‘cuota obligada’. Finalmente, hay un nivel de autoexigencia más alto que en el resto. Nos cuesta entrar en los sitios, hay una tendencia a dejarnos ir, las culturas son distintas y no nos sentimos seguras. Los hombres tienen una tradición de ocupar espacios de poder, que han mamado culturalmente”.

“En las cooperativas alcanzamos unos niveles un poco superiores que el resto de las empresas”, añade Nieves Fernández, presidenta de la cooperativa andaluza Lígora y vicepresidenta de la cooperativa El Yate, de servicios sociosanitarios, con más de 200 personas a su cargo. “Esa pequeña ventaja no quiere decir que no toquemos el techo. Y es una obligación de las mujeres cooperativistas reclamar un derecho que nos corresponde. A las mujeres se nos acusa de todos los tópicos, pero lo que yo no veo en los mandos altos es un esfuerzo por participar en una visión diferente de entender la sociedad, y de tener unos valores de trabajo distintos. Pareciera que si nosotras no nos incorporamos al sistema imperante, no hay cabida. Si yo no priorizo una reunión a las 8 de la tarde, ¿se supone que no tengo ambición ni intereses por desarrollar mi vida laboral? Estoy cansada de que haya que reunirse para trabajar en comidas. ¿Por qué debería hacerlo si hay unas horas para trabajar y unas para comer? Yo no tengo hijos pero no quiero ese tipo de poder sino otro tipo de poder. Por otro lado, no entiendo por qué la justificación tiene que ser los hijos. La maternidad también es de ellos y también hay que conciliar. Y es nuestra obligación luchar por eso, para que las responsabilidades se equiparen”.

Aunque Nieves Fernández sea muy crítica sobre la situación de las mujeres en mandos altos, matiza sobre las condiciones dentro del cooperativismo. “Podemos hacer una autocrítica desde el sector, porque en el cooperativismo de trabajo tenemos unos niveles de exigencia que siempre van hacia la excelencia. Pero claramente si hacemos la comparación entre el mundo cooperativo y el mundo capitalista, las diferencias son sustanciales. Las mujeres en una cooperativa son dueñas de sus medios de producción. Ellas son las que desarrollan su puesto de trabajo, cosa que no pasa en una empresa capitalista. En la cooperativa cada persona es un voto, para hombres y para mujeres.

Cooperativa Ideas

Cooperativa Ideas.

20 años en el mundo rural
España ha dado ya muchos pasos. Si mujeres como Purificación Alfonso, Pepa Muñoz o Nieves Fernández han pasado de ser parte de una cooperativa a ser dirigentes de ellas, ha sido gracias al camino antes recorrido por otras mujeres, que tuvieron que “romper el cerco de casa” para entrar en el mundo laboral. Ese, justamente, fue el recorrido que tuvo que impulsar la extremeña Carmen Márquez, que pasó de ser ama de casa a formar una cooperativa en el pueblo rural de Valencia del Ventoso. Su empresa daba –y aún da– trabajo a muchas mujeres que de otra manera nunca hubieran trabajado. Pero ahora, además de ser la directora de la cooperativa, ocupa el puesto de teniente de alcalde de su pueblo, y es una dirigente respetada.

La cooperativa textil Nuestro Señor del Gran Poder –que actualmente gestiona también servicios de la Ley de Dependencia– comenzó su andadura hace 20 años, cuando el párroco del pueblo cedió el espacio para amas de casa. Allí, en medio de esa área rural –alejado de los avances que se estaban consiguiendo en las grandes ciudades–, muchas mujeres se integraron por primera vez en el mundo laboral. Y es gracias a esa cooperativa, y a esas mujeres, que unas cuantas familias continúan pudiendo vivir de ello en la actualidad.

“Sacar la empresa adelante no ha sido fácil porque las mujeres trabajaban bien pero cuando tenían un hijo abandonaban su puesto de trabajo”, explica Márquez. “La obligación era cuidar al hijo. Al dejar el puesto, no daban opción a que la empresa se consolidase. No había ni los recursos ni la mentalidad para afrontarlo. Para mí, que entré dirigiendo la cooperativa, conciliar era mucho más difícil. El puesto ocupaba las 24 horas. Tengo tres hijos y lo sufrí. Los hombres no asumían el trabajo de padres con la misma dedicación; y aquí, con los pocos recursos que hay, hasta hace unos días no se había inaugurado la primera guardería infantil”.

Ahora, donde hubo fuego quedan cenizas, “pero en general es distinto porque para la gente joven el mundo ha cambiado. Las mujeres somos las que no nos atrevemos a exponernos ni a trabajar por esos fines”, reflexiona Márquez. “Todavía hay algunos mayores que no nos ven ‘hechas’ para esto, pero los demás lo tienen mucho más asumido. Ya no hay debate siquiera”.

Las cifras de las cooperativistas

  • De cada cinco personas que hay en una cooperativa, tres son mujeres.
  • Los sectores de Servicios (75,80%) y el de Industria (21,20%) concentran el empleo femenino en las cooperativas de trabajo.
  • Consultoría empresarial (11,10%) y educación (11,10%), servicios a las personas (16,20%) y otras actividades de servicios (24,20%) concentran la actividad de las mujeres.
  • Respecto de la edad de las mujeres se sitúa en una media de 39,27 años.
  • Más de la mitad de las mujeres que trabajan en las cooperativas de trabajo tienen estudios universitarios.
  • El estado civil mayoritario es el de casada (55,6%), seguido del de soltera (22,0%).
  • La media de hijos por mujer en las cooperativas de trabajo es de 1,09.
  • En los puestos directivos se alcanza una media del 16,4%.
  • Respecto de la relación de la mujer con la cooperativa se concentra en socias trabajadoras en socias trabajadoras indefinidas (86,60%).
  • El 90,90% de las mujeres manifiesta que no existen diferencias entre las horas trabajadas por hombres y mujeres.
  • El porcentaje de mujeres responsables de cooperativas alcanza el 39,7%.
  • La conciliación laboral y familiar sigue siendo una constante en las cooperativas de trabajo, más de un 56,4% declara sentirse bastante conciliada.
  • Más de la mitad de las mujeres que trabajan en las cooperativas considera que el modelo cooperativo es idóneo para la conciliación laboral y familiar.
  • Existen políticas en las cooperativas de acceso de la mujer a puestos de dirección.
  • El 86,9% de las mujeres indica que en la cooperativa existen políticas de igualdad en la retribución entre hombres y mujeres.
  • El 100% de las mujeres manifiestan que existe igualdad de remuneración por el mismo trabajo entre hombres y mujeres.
  • El 92,2% de las cooperativas tienen un Plan de Prevención de Riesgos.
  • El 31,3% de las cooperativas que tienen un Plan de Prevención de Riesgos, incluyen medidas específicas para mujeres.
  • El 6,9% de las cooperativas tienen un protocolo de actuación establecido en relación al acoso.