Publicado por: Coceta
Numero_21 / Opinión | Jue 11 - Nov - 2010

Hay que mantener la política social

EDITORIAL

El comienzo del otoño suele marcar el inicio de actividades y proyectos en diversos órdenes de nuestra vida. Así se comienza el curso escolar, el universitario, la actividad parlamentaria, tanto en el ámbito central como en los autonómicos. En definitiva parece que despertamos del letargo veraniego. Este año, además de todo lo anterior, se ha producido un hecho poco usual en la vida socioeconómica española, como es la realización de una huelga general. Los sindicatos decidieron mover ficha. Después de 15 meses de una fuerte crisis económica, generadora de más de cuatro millones de desempleados más la carencia de medidas efectivas de reactivación del empleo o de la economía, y, por el contrario la puesta en marcha de actuaciones políticas financieras, a demanda de la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional, con subida de impuestos y una amplia reforma laboral. Estos se han convertido en elementos más que suficientes para calentar el estrenado otoño. Y por si fuera poco, a esta relación de temas se nos anuncia la reforma de las pensiones y el retraso en la edad de jubilación.

Con todo este panorama parecen haberse conjugado elementos que afectan más a una parte de la ciudadanía que a otra, lo que a nuestro juicio pudiera, producir ciertas desigualdades y desajustes sociales. Y, ante ello, cabría preguntarse qué efectos tiene el mantener una tensión política, económica y social como la que se está viviendo. ¿No resultaría más productivo lograr un pacto social que permita que todas las partes implicadas en la reactivación pudieran construir conjunta y solidariamente? Se critica que el Gobierno escuche más las recomendaciones de las instituciones financieras mundiales y europeas, que a la sociedad civil y a los agentes sociales, entre ellos a la economía social, pero además se deberían de considerar y analizar otras fórmulas de actuación, otros modelos económicos y sociales. Es el momento de tener en cuenta otras realidades empresariales, que siguen generando empleo, y aun más importante, que no lo destruyen, que realizan actuaciones que están manteniendo empleo, que siguen creando riqueza, a pesar de las circunstancias no siempre favorables con las que se encuentran en su quehacer diario, nos referimos a las cooperativas de trabajo. En este número se analiza la política presupuestaria en el marco del Gobierno central, los recortes presupuestarios previstos para el próximo año, en partidas significativas como las políticas activas de empleo, en la formación de los trabajadores, en las inversiones en el desarrollo de la Ley de Dependencia, en la educación en sus diferentes niveles, desde infantil a universitaria, parecen poco favorecedores para la reactivación del empleo.

Cabría preguntarse qué efectos tiene mantener una tensión política, económica y social como la actual

Es hora de afrontar que el empleo sólo se crea desde las administraciones públicas o desde las empresas. En estos momentos las administraciones públicas han congelado sus plantillas, las ofertas de empleo público están restringidas. Por ello, es preciso volver la mirada hacia las empresas, empresas con nombres y apellidos, como son las empresas de la economía social, las cooperativas de trabajo, las sociedades laborales, que están creando empleos y ello debe de ser reconocido. Estamos en un círculo pernicioso que es preciso romper. No se puede seguir actuando y planificando medidas y políticas que se han aplicado en otros periodos de crisis. Hay que asumir que estamos en una situación excepcional y por ello, son precisas medidas excepcionales. Ahora más que nunca se precisa formación que capacite a las personas para nuevos trabajos, analizar los nuevos empleos, que tienen en todo el campo de la iniciativa social, su mayor potencial de creación. Hay que mantener las políticas sociales, hay que potenciar modelos económicos y sociales que tengan a la persona como eje, porque son ellas las que deciden, finalmente, con su voto.

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