Publicado por: Coceta
Numero_20 / Opinión | Lun 12 - Jul - 2010

Un cambio de modelo económico

EDITORIAL

La presidencia española de la Unión Europea ha finalizado. El testigo se ha entregado a Bélgica. Para algunas personas esta presidencia habrá terminado “sin pena ni gloria”, otras ni se habrán enterado de su existencia, en tanto que para algunas habrá supuesto finalizar una etapa de trabajo intenso.

Como bien dice el refrán “cada cual cuenta la feria según le va en ella”. Desde esta perspectiva, si atendemos al cooperativismo y a la economía social, podemos decir que la presidencia española ha sido intensa y positiva. A lo largo del semestre se han celebrado diversos actos muy significativos, destacando como principal la Conferencia Europea de la Economía Social, celebrada el pasado mes de mayo en Toledo.

Para quienes habitualmente solemos ir a estas actividades podemos decir que ha sido la conferencia europea más importante en los últimos años. Las conclusiones elaboradas en ella señalan la necesidad y la oportunidad de generar un nuevo modelo de crecimiento basado en una actuación empresarial más transparente, más sostenible y, en definitiva, más responsable. Un modelo de crecimiento que apueste por la creación de empleo, por invertir en capital humano, en luchar contra la exclusión social y en sacar partido a la capacidad innovadora de la sociedad europea.

La Estrategia UE 2020 aprobada por el Consejo Europeo, que fija la política económica europea para la próxima década, es un marco político clave para la configuración de este modelo y para la recuperación de la crisis.

Se debe trabajar por un modelo económico sostenible, que considere a la persona por encima del capital

Este es el reto que existe, hacer realidad esas conclusiones. Y para lograrlo, deberíamos comenzar por España. Se ha de trabajar por conseguir un nuevo modelo económico, el mismo que hace meses se publicitaba en las portadas de los periódicos y en las diferentes cadenas de televisión. Un modelo que realmente sea sostenible, más transparente, que considere a la persona por encima del capital. Si entonces lo creíamos, ahora también; porque el hecho de haber disminuido ligeramente el número de parados, el que dos de los principales bancos españoles hayan obtenido nota alta en el test bancario, no debe arredrar a la clase política dirigente para gestionar un auténtico cambio en el modelo económico.

Es preciso un cambio que no ha de pasar por reducciones en los derechos sociales de las personas que trabajan, ni de las clases pasivas, ni por recortes en políticas sociales. Debe realizarse a través de la confianza y mediante actuaciones que lleven al sentimiento de que la crisis no la pagan los de siempre. Es necesario que las entidades financieras hagan circular el dinero, vía préstamos, avales para las empresas, actuaciones, en definitiva que permitan crear empleos.

Es más complejo pensar soluciones para el mantenimiento de empresas que conciliar despidos para los trabajadores de las mismas.

Y lo decimos desde la realidad del día a día que viven las organizaciones que trabajan para y por las cooperativas de trabajo, que están viendo cómo un buen número de empresas mercantiles se reconvierten en cooperativas de trabajo porque los trabajadores asumen el riesgo y la responsabilidad de convertirse en dueños de esas empresa; desde la aportación de soluciones en reformas legislativas; desde un sentido de igualdad de las personas que participan en la empresa y la responsabilidad por el entorno en que se actúa.

Porque desde el cooperativismo de trabajo se ha demostrado que es posible. Si durante 2009 hemos sido capaces crear más empleo que en 2008, y si en lo que va de año seguimos creando y manteniendo empleo, es que se puede lograr.