Publicado por: Coceta
Agenda / Comunidad Valenciana | Mar 11 - Jul - 2017

El extraño caso del socio cooperativista Jekill y el trabajador Hyde

Pepe Albors (FEVECTA Blog).- 

En este post quiero profundizar sobre la doble condición que ostenta el socio cooperativista en la cooperativa de trabajo asociado, como socio y como trabajador al mismo tiempo, y el conflicto interno que se le genera por la incapacidad de disociar estas dos figuras. La situación que se produce por esta causa es a menudo paradógica hasta el punto que, en ocasiones, llega a situaciones como las descritas en el famoso libro “El doctor Jekyll y el señor Hyde”, novela escrita por Robert Louis Stevenson.

El argumento de esta novela nos muestra de qué forma convive en las personas el bien y el mal al mismo tiempo y cómo las personas pueden tener dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí. Algo similar ocurre en las cooperativas, donde convive en una misma persona la condición de socio/empresario y trabajador, con intereses distintos y muchas veces distantes.

¿Qué dice la ley al respecto de esta doble condición?

La ley de cooperativas Valenciana dice en su art. 89 TRLCCV, que “la relación de los socios trabajadores con la cooperativa es societaria… la relación existente entre la Cooperativa de Trabajo Asociado y los socios trabajadores es societaria, y no puede encuadrarse en el art. 1.1 del Estatuto de los Trabajadores, ni constituye, tampoco, una relación laboral especial, pues el socio trabajador en modo alguno puede identificarse con el trabajador por cuenta ajena. La relación del socio trabajador con la cooperativa carece de todas las notas tipificadoras de una relación laboral que según el art. 1.1 del Estatuto de los Trabajadores son: ajenidad, dependencia y remuneración.

Pese a esta clara definición de la ley, la realidad es que en el día a día a muchos socios cooperativistas les es muy difícil disociar las dos esencias, la condición de socio y la condición de trabajador, y utilizan en muchas ocasiones prerrogativas de cada condición en el ámbito que no corresponde, con la consiguiente distorsión del buen funcionamiento cooperativo.

El socio de la cooperativa es trabajador y empresario al mismo tiempo, es algo inherente a la condición de cooperativistas de trabajo asociado. Como decimos, los dos papeles que tiene un socio, el de socio de la cooperativa y el de trabajador pueden llegar a confundirse, e incluso a veces a estar aparentemente confrontados. Es muy importante aprender a separar ambos papeles y comprender cuándo se está en cada uno de ellos, lo que resulta más difícil cuanto menor es la empresa cooperativa.

Esta incapacidad de disociar estas dos realidades que vive el socio de la cooperativa y que genera conflicto, se acaba trasladando a la empresa cooperativa, surgiendo otro dilema: ¿Debemos poner los fines empresariales por encima de los sociales? Se dice…, “si no hay empresa, no hay cooperativa”, como una muestra evidente de que la dimensión empresarial de la cooperativa debe estar por encima de la dimensión social de la misma. O, por el contrario, ¿poner los fines sociales por encima de los empresariales y situar la calidad laboral y un buen clima laboral por encima de la competitividad y productividad empresariales?

A mi modo de ver, hay un falso debate que tiene un efecto pendular en el tiempo: cooperativismo ideológico frente a cooperativismo empresarial. Uno pone el acento en los principios y valores cooperativos (democracia, cooperación…) y otro pone el énfasis en la productividad, la eficiencia, los resultados…

Pues bien, ambas visiones son perfectamente integrables y se tiene que encontrar el equilibrio, de manera que la cooperativa sea capaz de conjugar intereses que aparentemente resulten ser contrapuestos.

LAS COOPERATIVAS SOMOS COMO LA FÍSICA CUÁNTICA

Os voy a contar una historia que me sirve para explicar esa doble condición de la persona socia/trabajadora y cooperativismo empresarial/ cooperativismo ideológico.

En 1935, el físico austriaco Erwin Schrödinger concibió un experimento imaginario para explicar el comportamiento de las partículas subatómicas, que tienen la característica de superponerse al mismo tiempo y estar en dos lugares distintos a la vez. Este experimento se conoce con el nombre de El?experimento del gato de Schrödinger, y llega a la paradójica conclusión de que el gato está vivo y muerto al mismo tiempo.Schrödinger plantea un sistema que se encuentra formado por una caja cerrada y opaca que contiene un gato en su interior, una botella de gas venenoso y un dispositivo, el cual contiene una sola partícula radiactiva con una probabilidad del 50% de desintegrarse en un tiempo dado, de manera que si la partícula se desintegra, el veneno se libera y el gato muere.

Al terminar el tiempo establecido, hay una probabilidad del 50% de que el dispositivo se haya activado y el gato esté muerto, y la misma probabilidad de que el dispositivo no se haya activado y el gato esté vivo. Según los principios de la mecánica cuántica, la descripción correcta del sistema en ese momento será el resultado de la?superposición?de los estados «vivo» y «muerto». Sin embargo, una vez que se abra la caja para comprobar el estado del gato, éste estará vivo o muerto.

Sucede que hay una propiedad que poseen los electrones de poder estar en dos lugares distintos al mismo tiempo, pudiendo ser detectados por los dos receptores y dándonos a sospechar que el gato está vivo y muerto a la vez, lo que se llama Superposición. Pero cuando abramos la caja y queramos comprobar si el gato sigue vivo o no, perturbaremos este estado y veremos si el gato está vivo o muerto.

Bueno, a los no versados en física cuántica os pongo una foto que explica muy bien esta teoría.

platos

Los platos están rotos y enteros al mismo tiempo. Hasta que no abramos el armario no lo sabremos

 

Pues bien, la realidad cooperativa es más compleja que la del resto del mundo empresarial. El ser humano necesita entender la realidad y para eso la categoriza y la simplifica y la nombra con palabras. Nos es más fácil definirnos en términos duales y contrapuestos, por ejemplo: carne/pescado, playa/montaña, rural/urbano, izquierdas/derechas, Messi/Ronaldo, empresario/trabajador, hombre/mujer, etc., y por esa razón no entienden la doble condición de la persona socia cooperativista, y siempre me preguntan: ¿Los cooperativistas qué son, empresarios o trabajadores? La respuesta no puede ser otra que: “son las dos cosas al mismo tiempo, son socios cooperativistas”, que es la palabra que superpone la condición de empresario/trabajador.

El socio trabajador ha de asumir que en la CTA coexisten dos estructuras de organización simultáneamente:

1.- Organización societaria
En ésta las personas actúan como socios mediante la Asamblea General y el Consejo Rector. Toman las decisiones principales de la empresa cooperativa, así como evalúan la gestión realizada y también participan de los resultados económicos.
2.- Organización productiva o empresarial
En la que están los socios como trabajadores, organizados según áreas de la empresa, puestos de trabajo, responsabilidades, realizan el trabajo encomendado y reciben un salario (anticipo laboral).

Es necesario remarcar que la estructura productiva está elegida y aceptada por el conjunto de socios, ya que estos tienen la capacidad de poder definir cómo será su empresa, dentro del marco de la ley de cooperativas.

Las personas que están en el Consejo Rector han sido escogidas por el conjunto de socios en Asamblea General. Asimismo, la Asamblea evalúa la gestión del Consejo Rector. Por otra parte, las personas que ocupan cargos de dirección o responsabilidad también son elegidos por los socios, bien directamente desde cada área de trabajo o bien indirectamente a través de la responsabilidad designada al Consejo Rector.
A modo de conclusión

Reconozco la complejidad de la dualidad que encierra la condición de socio trabajador y asumo que las cooperativas son diferentes, pero la historia ha demostrado que las personas cooperativistas han sido capaces de armonizar intereses contrapuestos, asumiendo roles diferentes en cada ámbito sin volverse locos o psicópatas, aunque conozco a más de uno/a que no lo ha logrado (Ja-ja-ja).