Publicado por: Coceta
Extremadura / Numero_9 | Jue 01 - May - 2008

Del garaje de fin de semana a las naves industriales

La Cooperativa de Alicatadores y Soladores de Cáceres es un ejemplo de cómo es posible montar un negocio exitoso, aunque al principio no dé un centavo. Hoy tienen dos naves industriales, pero comenzaron trabajando en un garaje a la salida de la empresa y los fines de semana.

calle con gente caminando

Sede de la Cooperativa de Alicatadores y Soladores de Cáceres.

La historia se remonta a 1980. Entonces, los 16 socios que conforman la sociedad trabajaban en una fábrica de azulejos del sector. La ilusión por crear una pequeña empresa que ofreciese un servicio de calidad en la construcción resultó primordial para que este grupo de trabajadores extremeños decidiese unir sus fuerzas y embarcarse en esta pequeña gran aventura. Los comienzos no fueron fáciles. Su primera sede social se ubicaba en una pequeña cochera propiedad de uno de los socios.

Allí acudían a trabajar tras finalizar sus respectivas jornadas laborales en la fábrica de azulejos, e incluso en días festivos. En sus inicios invirtieron lo justo: “Nos las arreglábamos con una máquina de cortar, una paleta, unos cinceles y poco más”, recuerda Manuel Lozano, uno de los socios.

Su afán emprendedor les permitió prosperar poco a poco. En esos primeros años cambiaron de sede hasta cuatro veces. Por fin, en 1990 adquirieron un nuevo local: un espacio en el que cuentan con dos naves -una para almacenaje y otra para exposición al público- y un departamento de oficinas. Y aquí siguen después de más de 15 años de trabajo.

Hoy, su especialidad es alicatar y poner suelos, si bien van ampliando su actividad y, en los últimos tiempos, realizan también reformas y la rehabilitación de viviendas. Además, venden material para la construcción.

“Somos los más interesados en que esto funcione bien”

Los miembros de la cooperativa tienen muy claros sus objetivos y cómo llegar a conseguirlos. “Somos los más interesados en que esto funcione bien, pues somos socios y trabajadores a la vez. En este trabajo es fundamental cumplir con la palabra dada al cliente y respetar los plazos de ejecución de la obra”, apunta Ramón Giraldo.

Lejos de dejarse llevar por la rutina, estos emprendedores veteranos continúan rumiando nuevas ideas para hacer prosperar su negocio.

Por eso, no descartan entrar algún día en la promoción de viviendas: “Disponemos de personal cualificado, conocemos bien el negocio y sabemos llevar la gestión”, aclara Antonio Polo, vicepresidente de la cooperativa. Son realistas. Conocen la crisis que está viviendo el sector, pero también saben y pueden esperar a que soplen vientos propicios.