Publicado por: Coceta
Galicia / Numero_12 | Lun 01 - Dic - 2008

Fungo apuesta por el diseño audiovisual

Tres especialistas en medios audiovisuales decidieron salirse del ‘sistema’ de las agencias de comunicación para montar su propia empresa. Les fue muy bien y este año han conseguido el premio al mejor proyecto cooperativo del Consello Galego de Cooperativas.

Miembros de la cooperativa gallega de imagen y comunicación audiovisual Fungo

Miembros de la cooperativa gallega de imagen y comunicación audiovisual Fungo.

En mayo de 2006, tres jóvenes profesionales del sector de la imagen y la comunicación audiovisual materializaban en Boiro su sueño común bajo el nombre de Fungo S. Coop.

En realidad “la idea surgió porque los tres estábamos trabajando para otras empresas en una situación muy precaria, y nuestra creatividad estaba controlada por las empresas para las que trabajábamos, así que decidimos unir fuerzas”, explica Alberto Pouso, diseñador gráfico y uno de los socios de la cooperativa.

Tres frentes abiertos

El proyecto tenía como propósito de sus tres socios el abordar la imagen y la comunicación audiovisual en todos sus frentes, es decir, “la parte de audiovisual, de fotografía y de vídeo. Lo que intentamos era hacer una empresa de diseño integral y realizar proyectos llave en mano, porque nos dábamos cuenta de que se perdía mucho dinero en intermediarios, en subcontratas. Al final, a una empresa que quería abrir la puerta y hacer un anuncio le terminaba saliendo por el triple de lo que le está saliendo ahora con nosotros, porque al controlar los diferentes procesos de producción se abarata todo más”, explica Pouso.

La idea de aquellos tres jóvenes -el mayor de ellos tiene 32 años- no estaba desencaminada. No en vano, Fungo obtenía el pasado mes de julio el premio al mejor proyecto cooperativo que anualmente concede el Consello Galego de Cooperativas.

El jurado destacó entonces que la empresa era un ejemplo de proyecto cooperativo al realizar un trabajo orientado e implicado con el desarrollo de su entorno social, abriendo el lenguaje audiovisual a toda la sociedad.

Fungo, que nació como una iniciativa local de empleo, se encuentra en la actualidad “en un momento de expansión total, de forma que pasamos de trabajar a nivel local a hacerlo a nivel autonómico y de tener como cliente principal a la Administración a tener clientela de todo tipo, sin que prevalezca un perfil determinado”, añade Alberto Pouso.

“Al final, a una empresa que quería hacer un anuncio le salía por el triple que ahora con nosotros”

Ninguno de sus tres socios quiere olvidar sus orígenes. “Venimos los tres de proyectos culturales (de asociaciones, trabajar en proyectos culturales, colaboración con artistas, pintores, escultores, etcétera), y nos parecía que era un sector de la sociedad que estaba un poco marginado. De hecho, intentamos dar a todos nuestros proyectos un enfoque cultural, buscando la participación de esa misma gente con la que llevamos participando muchos años”, cuenta Pouso. De ahí, de estos orígenes, nace también el nombre de la empresa. “Viene de que somos muchos, de que crecemos como fungos (hongos)”, bromea.

Destacan como dificultad en su día a día la labor administrativa, solventada ahora con un becario que desarrollará funciones gerenciales durante un año. “Es que ninguno de nosotros tenía formación de este tipo, y se puede decir que echábamos en falta un contable o alguien que asumiese las funciones administrativas”, dice Pouso.

Otro de los retos que tuvieron que superar fue el de que “ninguno de nosotros había tenido antes una empresa y ninguno éramos comerciales y no teníamos experiencia en captar clientes. Así que lanzamos una campaña de publicidad para llegar a la calle que debió de funcionar, porque poco a poco la empresa empezó a recibir trabajos”, concluye Pouso.

En todo caso, Fungo mira ahora hacia el futuro, en el que planea tener una mayor proyección fuera del ámbito local y realizar más proyectos de diseño integral. En definitiva, continuar creciendo con la misma facilidad con que lo hacen los ‘fungos’.