Publicado por: Coceta
Numero_12 / Opinión | Lun 01 - Dic - 2008

Falta igualdad entre las empresas

EDITORIAL

Estamos finalizando el año, un año que ha venido cargado de sorpresas bastante desagradables, respecto de la situación económica.

Desde principios de año nos ha rondado la sombra de la crisis financiera, hasta ahora que ya se está hablando de una recesión económica. Incluso, parecería que existen ciertas corrientes que más allá de lamentar la situación y realizar propuestas, parecen ansiosas de que los peores augurios se estén haciendo realidad.

Desde la óptica del cooperativismo de trabajo estamos convencidos de que si algo ha quedado claro en estos últimos tres meses es el hecho de que el actual sistema de mercados financieros no ha estado lo suficientemente cimentado para evitar que las primeras turbulencias permitieran actuar y restablecer el orden.

Las reglas económicas más firmes se han tambaleado hasta prácticamente caer y hemos asistido a la intervención de bancos centrales, de generación de depósitos, de líneas de crédito impensables hace un año para reestablecer la confianza de los mercados y evitar una situación aún más dramática que la actual.

Ante ello, el cooperativismo de trabajo contempla como ni siquiera ante esta realidad la igualdad entre empresas de diferentes tipos existe. Mientras los ministros de finanzas y los presidentes de Estado se reúnen para establecer estrategias de salvamento, evitando hablar de “expropiaciones”, “intervencionismo” y otros términos similares, a las cooperativas se las está examinando en Europa, con puntos y comas, para averiguar si la legislación fiscal que las acoge es o no una “ayuda de Estado”. Es irónico cuando menos.

Se evidencia hoy la solidaridad en cooperativistas que renuncian a la paga extra en favor de otros

Las políticas de activación económica, que desde los diferentes Estados miembro se están lanzando semana tras semana, que parecían ser reducto de la banca, ahora son reclamadas desde sectores industriales tan potentes como los que fabrican automóviles. Y al sector automovilístico ya están sumándose otros, como el inmobiliario.

Entre tanto, las cooperativas siguen actuando, muchas de ellas con grandes dificultades, porque son empresas pequeñas. En muchas de estas cooperativas su actividad venía de la subcontratación de las grandes empresas constructoras. Ante la desaparición de éstas, las cooperativas están buscando nuevos mercados, más reducidos, más locales pero que les permitan mantener los puestos de trabajo.

Todo esto está ocurriendo al tiempo que se está lanzando el mensaje de que aquellas empresas mercantiles que pueda existir viabilidad sean retomadas por las personas que trabajan, haciéndolo realidad en forma de cooperativa.

Cualquier iniciativa es buena para no destruir el empleo. En el cooperativismo se idean actuaciones que permiten hacer más patente el principio de solidaridad, evidenciándolo ahora más que nunca, por ejemplo el renunciar a la paga extra de navidad a favor de compañeras y compañeros en mayores dificultades económicas.

Europa sigue lanzando medidas para salvar un sistema que ha demostrado no ser eficaz. Y sin embargo poco se analiza, poco se escucha, la voz de otras formas de hacer empresa, de otros modelos de economía que intentan, en su experiencia diaria, mantener empleos, lo que no es poco.

De los políticos depende que las mujeres y los hombres puedan conservar su dignidad, generando riqueza social.

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